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¿Cómo hablar a los hijos de la muerte?

Desde una edad muy corta, los niños están expuestos a las enfermedades y a la muerte. Incluso los niños que son muy pequeños para hablar de la muerte reconocerán la respuesta de sus padres y cuidadores ante la misma. A medida que crecen, es posible que tus hijos tengan preguntas, miedos o curiosidad sobre la muerte. La forma de hablar con los hijos sobre la muerte depende principalmente de su edad y personalidad. Sobre todo hablar con honestidad sobre la muerte.


1. Pon en orden tus sentimientos primero.

Antes de hablar con tu hijo, debes ocuparte de tu propio duelo. Si aún tienes los sentimientos a flor de piel, quizás no puedas ayudarle a tu hijo a procesar la experiencia de una forma segura. Habla con otras personas que puedan ayudarte a procesar tus sentimientos de tristeza para evitar agobiar a tu hijo.

  • Si sientes incomodidad al hablar de la muerte, tu hijo lo notará. Trata de abordar el tema con la mente abierta y despejada.

  • Puedes mostrar la tristeza y las emociones que sientas, pero si tienes los sentimientos a flor de piel, tu hijo podría sentirse más molesto debido a tus sentimientos que a la muerte en sí.

2. Busca un momento en que tu hijo esté dispuesto a hablar.

Habla con tu hijo en el auto, antes de cenar o antes de que se acueste, cuando tenga una mayor disponibilidad de tranquilizarse y conversar contigo. Saca el tema a colación de una forma directa y clara; por ejemplo, puedes decirle: "Quiero hablar contigo sobre la abuela".

  • Hazle saber a tu hijo que te importan sus sentimientos y pensamientos.

  • Asegúrate de controlar tus sentimientos al abordar el tema. No hables al respecto cuando te sientas estresado, enojado o cansado.

3. Comprende el grado de desarrollo de tu hijo.

Los bebés y los niños pequeños no comprenderán una conversación, pero reaccionarán según el estado emocional de sus padres. Después de los 3 años, puedes hablar con tu hijo con un vocabulario concreto y claro. Los niños en edad escolar deberán recibir una explicación sencilla y honesta sobre lo que causó la muerte. Los niños mayores y los adolescentes pueden comprender la muerte al igual que los adultos, pero quizás tengan dificultades para expresar sus sentimientos al respecto.

  • Ten en cuenta que los niños y los jóvenes llevan el duelo de una forma más esporádica que los adultos. Sus sentimientos pueden cambiar bruscamente de tristeza a emoción.

  • Es posible que tu hijo procese sus sentimientos por medio de un juego, así que mantente alerta y atento ante cualquier señal de que trate de comunicarse de algunas formas inesperadas.

  • Recuerda que eres quien mejor puede interpretar la comunicación de tu hijo. Sabrás que quiere comunicarse por medio de sus dibujos, juegos o conversaciones.

4. Evita los eufemismos. Los niños comprenden las palabras de forma literal. Muchos de los eufemismos comunes relacionados con la muerte son confusos y aterradores si se toman de forma literal. Por ejemplo, no le digas a tu hijo que la persona fallecida “se ha dormido”, “se ha ido a un lugar mejor” o “ha dejado este mundo”, porque es probable que le cause miedo.

  • Puede ser de utilidad que algunos niños sepan que otras personas podrían usar estas palabras al referirse a la muerte, pero no sustituyen la palabra “muerte” en sí.

  • Puedes mostrarle a tu hijo algunos otros ejemplos concretos de la muerte: la muerte de una flor, de una planta o de una mascota. Usa estos ejemplos para mostrarle los hechos invariables de la muerte: es final, inevitable y natural.

5. Explícale que la muerte es permanente. Ya sea que se trate de la muerte de una persona o de un pez dorado, tu hijo no lo volverá a ver vivo. La muerte significa principalmente que no verás de nuevo a la persona (o a la mascota). También significa que el muerto ya no sentirá tristeza ni dolor y puedes tranquilizar a tu hijo al decírselo.

  • Algunas explicaciones religiosas sobre la vida después de la muerte pueden ser confusas para los niños.

  • Es probable que debas recordarle a tu hijo que no verá de nuevo al fallecido. Espera que te haga algunas preguntas como “¿____ estará allí?” o “¿Cuándo regresará?”.

6. Hazle saber a tu hijo que la muerte es inevitable. Si tu hijo está en edad escolar, quizás pueda comprender que la muerte es definitiva, pero quizás no sepa que es inevitable. Será de ayuda si puedes darle a tu hijo algunas explicaciones sencillas y honestas sobre la muerte.

  • Asegúrate de decirle a tu hijo que la muerte no se produjo por algo que haya o no haya hecho.

  • Será de utilidad que hables con tu hijo sobre la causa de la muerte. Cuanto más sepa sobre la razón de la muerte, será menos probable que se culpe a sí mismo.

  • Si tu hijo es muy pequeño para comprender la razón exacta de la muerte, puedes explicársela con palabras que pueda entender. Por ejemplo, podrías explicarle que el cuerpo ya no funcionaba y no podía arreglarse.

7. Tranquiliza a tu hijo. Después de todo, no todos los enfermos se mueren. Recuérdale sobre una vez que se enfermó y se recuperó. Haz una lista de todos sus seres queridos que no estén enfermos, para que se sienta consolado al saber que no se quedará solo. Puedes aprovechar la oportunidad para recordarle cuántas personas se preocupan por él.

  • No te sorprendas si tu hijo pide más atención o se muestra más dependiente en este momento.

  • Si tu hijo es mayor, quizás se aleje de ti en su lugar. No te molestes con él, sino mantén los mismos estándares de conducta que esperabas antes de conversar sobre la muerte.

  • Anima a tus hijos para que expresen sus sentimientos, sin importar la edad que tengan.

8. Prepárate para responder algunas preguntas detalladas. Quizás tus hijos hagan preguntas que no esperabas, como: “¿Cómo es estar adentro de un ataúd?” o si es frío y oscuro debajo del suelo. Estas preguntas no tienen la intención de faltar al respeto, sino manifiestan la atención del niño hacia lo concreto. Responde cada pregunta de la mejor forma posible.

  • Si no conoces la respuesta para la pregunta de tu hijo, díselo. Si es posible descubrir la respuesta al hacer una investigación, pueden investigar juntos.

  • Quizás las preguntas de tu hijo sean menos filosóficas y abstractas de lo que parecen. Por ejemplo, es posible que un niño que pregunte dónde está ahora la persona muerta, no necesite recibir una gran explicación sobre la vida después de la muerte, sino simplemente necesita saber que el cuerpo está enterrado en el cementerio.

  • Debido a que es poco probable que tu hijo se siente y hable contigo por mucho tiempo, debes estar atento para que estas preguntas surjan en otros contextos.


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